Todos conocemos la importancia de estar a gusto en casa. Ahora, con las olas de calor que asolan España, o los frentes polares de los que es tan fácil olvidarse en invierno, conseguir la temperatura adecuada en nuestra vivienda no es solo esencial, sino que también lo es sencillo gracias a las soluciones que existen en el mercado.
Idealmente, una habitación estará en un espectro de temperatura y humedad —que se regula gracias a la climatización y ventilación— agradable, que varía según la estación. Por norma general, en verano la temperatura ideal está entre los 23 y 25 grados, y la humedad, entre el 45% y 60%.
En invierno estos valores pueden ser más reducidos —recuerda que es más ecológico un jersey que tener la casa a 26 grados— y el Reglamento de Instalaciones Térmicas en Edificios (RITE) considera que lo óptimo son entre 21 y 23 grados con la humedad entre el 40% y el 50%.
Existen muchas maneras de clasificar los sistemas de climatización, y la más técnica y extendida es a través de su sistemática para tomar la energía primaria. Así, las cuatro categorías básicas son los sistemas Aire-Aire; Aire-Agua; Agua-Agua y Agua-Aire.
Cuando hacemos referencia a cualquiera de ellos, el primer elemento tiene que ver con el fluido de intercambio exterior, mientras que el segundo, con el del interior de la unidad en cuestión. Concretamente, se nombra al medio en el que se condensa el equipo cuando se da frío al habitáculo a climatizar.
En otras palabras: los sistemas Aire-Aire intercambian aire entre ambas unidades, mientras que el Aire-Agua tiene aire en el exterior y agua dentro. Todos los sistemas tienen un fluido primario, que intercambia su calor con el secundario para conseguir modificar la temperatura.
Sistema de climatización Aire-Aire
Los sistemas Aire-Aire son los más comunes para el aire acondicionado de viviendas y la construcción residencial. Se pueden implementar a través de unidades externas o de conductos de aire y una unidad más potente que se suele ubicar en el exterior de las casas o el patio de vecinos, en el caso de un edificio.
Los aires acondicionados tienen dos partes básicas: la unidad de compresión del gas refrigerante en el exterior, que se calienta, y la unidad evaporadora, que se enfría, en el interior. Además, los sistemas Aire-Aire se pueden diferenciar entre caudales constantes –funcionan con un flujo continuo y solo modifican la temperatura y el tiempo– y variables –que ajustan la temperatura a través de la cantidad de aire–.
Además, en los sistemas para hogar existen compresores inverter que les permite cambiar la velocidad de giro para atender al consumo de energía y procurar que este sea reducido, una ventaja considerable ante otros sistemas.
Aunque a priori no parezca que haya diferencias considerables entre un aire acondicionado y otro, lo cierto es que las empresas destinan una partida considerable de sus ingresos a sus departamentos de I+D para buscar una mayor eficiencia.
Sistema Aire-Agua
Estas instalaciones usan el agua (u otro fluido) para el aporte de energía térmica. Estos sistemas cuentan con “máquinas terminales” para calentar el aire del habitáculo, y el ejemplo más claro son los radiadores caseros, aunque existen otras soluciones posibles, como los fan coils, inductores o convectores, por ejemplo.
En esencia, tienen la ventaja de que estos sistemas pueden calentar el agua de una vivienda y la permite usar para las duchas, mientras que los Aire-Aire solo son capaces de calentar (o enfriar) una habitación.
Sistema de climatización Agua-Agua
El sistema Agua-Agua se basa en calentar agua o fluidos en un sistema externo, como puede ser una caldera. Además, en los aires acondicionados de potencia industrial, para edificios, es necesario construir circuitos similares a los de torres de enfriamiento para conseguir condensación en el ciclo de compresión.
El agua es la portadora del calor o el frío y una terminal que acondicionará el habitáculo, a través de radiadores, unidades enfriadoras, bombas de calor o fan coils. Una de las ventajas del agua es que permite alcanzar temperaturas más bajas y más estables que el aire, lo que lo convierten en una solución muy eficiente, aunque su instalación sea, a priori, más cara.
Sistema de climatización Agua-Aire
Finalmente, el sistema Agua-Aire o Agua-Ambiente están aportando el calor por radiación. Las soluciones más comunes de estos sistemas son los suelos y techos radiantes, aunque los convectores también se engloban aquí.
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